Seguro que has tenido la sensación al ver en tus redes sociales a conocidos, la profunda angustia y ansiedad de querer hacer lo que ellos están haciendo. Esa necesidad de no perderte conciertos, viajes, cenas, eventos.... esa necesidad de querer estar en todos lados y no perderte nada.
También es posible que sientas la necesidad, casi obsesiva, de estar revisando tu teléfono para estar al tanto de todo. Y cuando no lo haces, sientes que te quedas atrás. Además, empiezas a experimentar malestar, ansiedad y/o miedo a la exclusión social o a la soledad.
Si es así, entonces bienvenido al mundo del FOMO, o Fear Of Missing Out.
El miedo a no estar en sintonía con lo que pasa en nuestras redes y la tendencia a estar comparando nuestra vida con la de otros, muchas veces deja en nuestra mirada un poso de pesimismo.
Aumenta nuestra inseguridad y nos hace creer que nuestra vida es inferior a la de nuestros amigos. Nos aísla paulatinamente y merma nuestra capacidad para concentrarnos.
El FOMO también tiene el poder de condicionar el valor que le damos a nuestros logros. Llegamos a estar más pendientes de lo que ocurre en las redes sociales que en la vida real. Es claro que las fiestas, los viajes, las salidas a restaurantes caros o los logros laborales marcan tendencia en el mundo de las redes sociales. Sin embargo, ten presente que esta exposición es parcial y que rara vez constituye una visión ajustada de la realidad de quien publica.
Cuando eres víctima del FOMO, la ausencia de conexión genera angustia, ansiedad y estrés.
Principales condicionantes del FOMO:
Dedicar mucho tiempo a las redes sociales, como Whatsapp, Facebook, Instagram o Twitter, actualizando constantemente el feed de noticias;
Aceptar propuestas para todas las fiestas y eventos, por temor a perderse de algo o sentirse excluido;
Usar el smartphone todo el tiempo, incluso durante las comidas, el trabajo o al conducir;
No vivir el momento y preocuparse por fotografías para publicar en las redes sociales;
Estar constantemente esperando que aparezcan nuevas notificaciones en el celular;
Estar frecuentemente de mal humor, irritarse fácilmente y preferir estar solo.
Finalmente, es importante entender que no es nada grave carecer de una vida tan ajetreada como la que parecen proyectar algunas personas en las redes. Pueden alardear de sus actividades y tú puedes saber de ellos, pero sin excederte ni compararte. No vale la pena. A cambio de esto, cuida de tu motivación por objetivos del “mundo real”, intenta que las redes no terminen dando forma a una barrera que te aísle de tus amigos y familiares y haz un análisis crítico de aquello que ves publicado en la red.
Qué hacer para evitar el FOMO
Entre las estrategias que pueden ser adoptadas para evitar el FOMO se incluyen las siguientes:
Vivir los momentos en lugar de publicarlos en las redes sociales;
Dar prioridad a las personas que te rodean;
Reducir la utilización de smartphones, tablets, computadoras o cualquier otros dispositivo con internet;
Interiorizar que las personas que publican contenidos en internet no tienen vida perfecta y que eligen los mejores momentos para compartir;
Dedicar el tiempo libre a otras actividades, como leer, ver películas, juegos de mesa o pasear a la mascota.
Si es necesario, y en situaciones en que la persona está padeciendo de ansiedad o malestar grave gracias al FOMO, se aconseja consultar a un psicólogo.
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